viernes, septiembre 02, 2005

B y e

No es una pena.

No había podido escribir nada el día de ayer y no se exactamente porque tengo que ser yo quien dé la noticia. Yo no sabía nada y ahora me vengo enterando de muchas cosas.

K i N me envió un mail despidiéndose de mí dejándome muy claro cual fue el motivo.

Ahora, lo puedo entender mejor.

Ojalá todos pudiéramos tener la fortuna de morir así, en la cúspide del momento clave de tu vida. En el momento más elevado. Cuando todo está tan bien que decides morir en ese instante. Solo es eso. Así de simple. No hay mayor complejidad.

No hay mayor fortuna que decidir morir en el tiempo que tú elijas.

Nadie quiere morir. En la vida cotidiana no pensamos en la muerte. Cuando ella siempre está ahí, siempre lo ha estado. Es una cita irrebatible. Es el fin de un final.

Nada es eterno solo la muerte. Recuerdo que K i N siempre lo decía.

No ha sido por dolor, no ha sido por tristeza, no ha sido por desilusión, por desamor. No ha sido tampoco por dinero ni por ningún problema. Solo por el fin de todas esas cosas y sus antónimos.

Todo termina no porque todo tenga un inicio. Sino que se acaban, se desgastan, decaen.

Y es exactamente en ese momento antónimo, el instante orgásmico del dolor más puro y fundamental de nuestra existencia, donde K i N ha tomado la decisión más grande.

Ahora que lo pienso lo envidio en realidad.

No es cuestión de valor ni de cobardía, no es cuestión de tristeza ni amargura. Es una interrupción al paso cotidiano del tiempo, su mayor enemigo, el cual termina con todas las cosas que coexisten entre ellas.

Aquí no hay religión, no hay Dios. No hay protagónicos ni antagónicos, no hay culpas.

Aquí no hay dolor, no hay sufrimiento, no hay tristeza ni odio por ninguna parte… Todo lo contrario. K i N tan solo ha querido quedarse en el punto más alto, en la cúspide. Donde hay luz y tranquilidad. Amor puro. Ha querido quedarse para siempre en la cima de esa montaña-sentimientos. Quedarse con lo más bonito.

Recuerdo que una vez dijo que quería darlo todo, dejarse llevar por el flujo interno. Quería elevarse tanto y tan alto, que si caía, no desearía volverse a levantar. Supongo que en un momento decidió evitarse la caída. Así que de verdad espero que se la esté pasando bien ahí arriba.

¿Cuántas veces has tenido la oportunidad de sentirte tan bien que te crees listo para morir en ese último respirar? Yo creo que pocos.

Y es una verdadera fortuna poderse despedir de esa manera de todos nosotros.

Quédate ahí K i N, arriba, en la cúspide, en el éxtasis, en el orgasmo de tu vida.