miércoles, marzo 16, 2005

Que ciego he sido

Tengo un nudo en la garganta. Aún así no tengo ganas de llorar. Siento los ojos y los pensamientos pesados de tanto pensar en la noche.

Sé que las cosas terminan. Pero lo duro es aceptarlo. Sé que puedes sentirte maravilloso en un día y al siguiente eres basura.

Estoy en el fragor de la batalla y no puedo siquiera pensar en mi. Solo en la misión.

¿Porqué algunas veces mentimos?

La verdad no hay verdad. Nos sentimos bien al protegernos bajo mentiras.

Queremos todos los beneficios sin importar lo que hagamos.

Los circulos viciosos comienzan.

Me duele saber que tengo que terminar con algo que comenzó hermoso, que nació de donde no quería. Me duele tan solo pensar que las cosas nuevamente serán vacias.

Pero lo que más me duele... es de lo que me he enterado ayer. Claro, algunos sentimientos pueden borrar la claridad del panorama. Las cosas que quieres y las que no.

La verdad es que no se qué hacer. Yo solo quiero saber la verdad. No me gusta saberme utilizado. Todos tenemos nuestros límites, pero los míos, muy a pesar de mi propia voluntad sentimental, creo que tendré que empezar a creerme el cuento del que me he enterado de la fuente más fidedigna, fundamental y contundente. ¿Qué más necesitaba saber?. Ahora los cabos se atan solos frente a mis ojos. Que ciego he sido.